El transporte de personas y bienes es una actividad fundamental en la economía, tanto a nivel global como local. Una actividad indispensable tan extendida que también es una gran consumidora energética. De hecho, es el sector que, con diferencia,  más energía consume en España (>40%) y Europa (>31%), dentro de la cual somos campeones de consumo superando en más de 9 p.p. la media comunitaria .

Fuente : Consumo final por sectores-Observatorio del Transporte y la Logística en España (2020). Ministerio de Transportes, movilidad y agenda urbana

A esto hay que sumar que el transporte de mercancías en un eslabón fundamental de la cadena logística que provee de bienes de consumo a la economía. Por tanto, sus costes inciden directamente en la eficiencia de nuestras economías. Dentro de esos costes, diversos estudios defienden que el gasto energético en el transporte supone no menos del 30% de sus costes totales.

Sumemos a esto que la energía es el factor que contribuye principalmente al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/energy/).

Esto convierte en prioritarias las iniciativas de ahorro energético dirigidas a este sector, las cuales adquieren aún más sentido si cabe, cuando el ODS 7 de la O.N.U. nos conmina, de aquí al 2030, a aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas y a duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética

y los efectos del calentamiento global en nuestros hábitats.